Acerca de nosotros

En la Santísima Trinidad, compuesta por Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo, tres personas coeternas; la misma sustancia pero distintas en subsistencia. (Mateo 3:1617; II Corintios 13:14)

En Dios el Padre, omnipotente, omnisciente, omnipresente, eterno e inmutable; lleno de amor, justicia, bondad, misericordia y verdad. (Efesios 4:6; I Corintios 8:6; I Timoteo 2)

En Dios el Hijo, nuestro único Salvador, lleno de gracia y verdad, por quien fueron creadas todas las cosas; quien es la imagen de Dios, en quien reside corporalmente toda la plenitud de la Deidad. (Colosenses 1:1419; Juan 1:13,14; Hechos 4:12) Creemos en Su deidad (Juan 1:1); humanidad (Juan 1:14); nacimiento virginal (Mateo 1:1820); muerte (Juan 19:3334); sepultura (Mateo 27:5760); resurrección corporal (Mateo 28:67); ascensión (Hechos 1:9); exaltación (Hebreos 1:3); y Su venida otra vez (Tesalonicenses 4:1617).

En Dios el Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad, a quien el Padre envió al mundo para convencerlo de pecado, de justicia y de juicio, y para testificar acerca de Jesucristo. (Mateo 28:19; Juan 16:814).

​

Él genera, mora e bautiza a cada creyente en el Cuerpo de Cristo, sellando a cada uno para el Día de la Redención. (Tito 3:5; I Corintios 3:16; I Corintios 12:1214; Efesios 1:1314)

​

El Espíritu Santo guía a cada creyente hacia la verdad y es responsabilidad de cada creyente “andar en el Espíritu”. (Juan 16:13; I Juan 2:2027; Gálatas 5:16)

Que las Escrituras en sus escritos originales son verbalmente inspiradas por Dios, sin mezcla de error en su sustancia, y fueron escritas por hombres santos de Dios que hablaron siendo movidos por el Espíritu Santo. Las Escrituras tienen autoridad final en todos los asuntos de conducta y doctrina. (II Timoteo 3:1617; II Pedro 1:21)

En la iglesia, la esposa de Cristo; y que es el cuerpo de Cristo, con Cristo como la cabeza. La Iglesia (que comenzó en Pentecostés y concluirá con el arrebatamiento) consiste de todos los creyentes de esta era presente. (Mateo 16:18; Apocalipsis 19:7; Colosenses 1:18)

​

Que el establecimiento y la continuidad de la iglesia local están claramente enseñados y definidos en las Escrituras. (Hechos 14:27; 20:17, 20:2832; I Timoteo 3:113; Tito 1:511)

​

Que Dios es soberano al otorgar todos Sus dones y que se dan dones diversos para equipar, edificar y unir a la iglesia. Sin embargo, los dones de señales gradualmente cesaron cuando las Escrituras del Nuevo Testamento se completaron y se estableció su autoridad. (I Corintios 12; Romanos 12:38; Efesios 4:712)

En las santas ordenanzas del bautismo con agua y la Cena del Señor. (Mateo 28:19; Hechos 8:3639; I Corintios 11:2326)

Que Satanás es una persona, un ser angelical creado, autor del pecado y causa de la caída; que es el enemigo abierto y declarado de Dios y del hombre; que él será castigado eternamente en el lago de fuego. (I Pedro 5:8; Job 1:67; Ezequiel 28:1415; Isaías 14:1217; Mateo 4:211, 25:41; Apocalipsis 20:10)

Que Dios creó un orden de seres espirituales conocidos como ángeles, antes de la formación del mundo, con el propósito de adorarlo y servirle. Los ángeles poseen personalidades individuales, son inteligentes y poderosos, aunque inferiores a Dios pero superiores al hombre. (Colosenses 1:16; Hebreos 1:6; II Pedro 2:11)

​

Hay ángeles santos no caídos que cumplen la voluntad de Dios (i.e., ministrando a los redimidos). (Hebreos 1:14)

​

Hay ángeles impíos, caídos, que asisten a Satanás. Estos ángeles caídos, conocidos como demonios o espíritus malignos, pueden influenciar y tentar a todos los hombres e incluso poseer incrédulos. (Efesios 6:12; Judas 6)

Que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, pero que en el pecado de Adán toda la raza cayó, heredó una naturaleza pecaminosa y se alejo de Dios; y que el hombre está totalmente depravado y por sí mismo, completamente incapaz de remediar su condición perdida. (Génesis 3:17; Romanos 5:12, 6:23; Tito 3:5)

Que nuestra salvación ha sido lograda mediante la muerte sustitutoria de Cristo en la cruz, cuya preciosa sangre se derramó para el perdón de nuestros pecados, sin ninguna mezcla de obras por parte del hombre. Esta salvación es el regalo de Dios traído al hombre por gracia y debe ser recibida por fe personal en el Señor Jesucristo. (Efesios 2:810; II Corintios 5:21; Gálatas 3:13; I Pedro 1:1819; II:24)

Que toda persona salva posee dos naturalezas, con provisión para que la nueva naturaleza venza a la vieja naturaleza mediante el poder del Espíritu Santo que mora en ella; y que todas las afirmaciones de erradicación de la antigua naturaleza en esta vida son no bíblicas. (Romanos 6:13; 8:1213; Gálatas 5:1625; Efesios 4:2224; Colosenses 3:10; I Pedro 1:1416; I Juan 3:59)

Que todos los redimidos, una vez salvos, participan de la Naturaleza Divina y son guardados por el poder de Dios y así están seguros en Cristo para siempre. (Juan 6:3740; 10:2730; Romanos 8:3839; I Corintios 1:48; I Pedro 1:45; II Pedro 1:4)

​

Que es privilegio de los creyentes regocijarse en la seguridad de la salvación, la herencia de cosas incorruptibles, redención, justificación, propiciación, adopción, reconciliación, santificación y gloria final. (I Juan 5:1213; I Pedro 1:4; Gálatas 3:13; Romanos 5:1; 3:25; Gálatas 4:57; II Corintios 5:1819; I Corintios 1:30; Romanos 8:30)

En la resurrección corporal de todos los hombres; los salvos para vida eterna y los no salvos para juicio y castigo eterno. (Mateo 25:26; Juan 5:2829; 11:2526; Apocalipsis 20:56,1213)

​

Que las almas de los redimidos, al morir, están ausentes del cuerpo y presentes con el Señor, donde vivirán en perfecta paz y gozo aguardando la resurrección cuando espíritu, alma y cuerpo se reunan para ser glorificados para siempre con el Señor.

​

En un infierno literal, lugar de tormento y angustia, donde aquellas almas de los incrédulos permanecen después de la muerte en miseria consciente hasta la segunda resurrección, cuando con alma y cuerpo reunidos comparecerán ante el Gran Trono Blanco de Juicio, y serán arrojadas al lago de fuego, preparado para Satanás y sus ángeles; no para ser aniquiladas sino para sufrir castigo consciente eterno. (Mateo 25:4146; Apocalipsis 20:46,1115; II Tesalonicenses 1:79)

Juicio de los pecados del creyente en la cruz de Cristo. (Juan 3:1718; Juan 12:31)
Juicio del creyente mismo. (I Corintios 11:31)

El tribunal de Cristo; la evaluación de las obras del creyente. (II Corintios 5:10; I Corintios 3:1315)
Juicio de las naciones gentiles. (Mateo 26:32)

Juicio de Israel. (Ezequiel 20:37)
Juicio de los ángeles. (Judas 6)

En el inminente, personal regreso de Cristo antes de la tribulación, en el aire, por Sus santos, evento que es la bendita esperanza de la iglesia, en el cual los muertos justos resucitarán y los santos vivos serán arrebatados en el aire para estar eternamente con Cristo. (I Tesalonicenses 4:1318; I Corintios 15:5154)

​

En el regreso personal, premilenial de Cristo a la tierra con Sus santos para establecer Su Reino Milenial luego de la Gran Tribulación de siete años. (Mateo 25:3134; Apocalipsis 19:816)

Que las Escrituras interpretadas en su sentido natural literal revelan períodos divinamente determinados de tiempo en los cuales las responsabilidades del hombre en edades sucesivas están definidas. Estas dispensaciones no son maneras de salvación sino más bien mayordomías ordenadas divinamente por las cuales Dios dirige al hombre según Su propósito. Por ejemplo, ahora vivimos en la dispensación de la Iglesia. (I Corintios 9:17; II Corintios 3:918; Gálatas 3:1325; Efesios 1:10; 2:20; Colosenses 1:2425; Hebreos 7:19; Apocalipsis 20:26)